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martes, 1 de octubre de 2019

Reseña: Attachments, de Rainbow Rowell

¡Hola a todos! Espero estén teniendo un bonito día, por acá todo bien, no me he muerto todavía jeje. Y pues nada, estoy de vuelta con una reseña, que la disfruten :)

No es un secreto que he sido poco constante con el blog y que tengo un montonal de reseñas atrasadas, así que no les sorprenderá si les digo que la novela que reseño hoy la leí hace un año, con decirles que hasta me di el lujo de releerla hace poquito y, por fin, les traigo mi opinión.
         Attachments (2011) de Rainbow Rowell es una novela que transporta al lector por ahí de 1999, cuando el miedo por lo que podría suceder ante la llegada del año 2000 era algo que ocupaba la mente de la gente. Lincoln tiene un trabajo nada envidiable (excepto para los chismosos y metiches), él se encarga de leer los correos de los empleados y de verificar que no utilicen su cuenta para mandar cosas personales o asuntos que no son propios de la empresa, así que cuando alguien infringe las normas, les comunica a los involucrados que más les vale volver al redil. Así va su noche a noche (porque tiene el horario nocturno), disfrutando de su tiempo libre (aparte de leer cosas ajenas lo otro que suele hacer es reparar alguna computadora averiada), ganando buen dinero, pero odiando su empleo. ¿Lo peor de todo? Hay dos chicas, Beth (redactora de críticas de cine) y Jennifer (correctora), quienes, a pesar de los avisos de que alguien vigila sus correos, continúan conversando como si estuvieran en la hora del café, cuentan detalles íntimos y les vale que haya un sujeto sin cara y sin nombre leyéndolas (porque sí, nadie sabe que Lincoln es ese sujeto), el cual se ha enganchado a lo que escriben y, para colmo, se ha enamorado de una de ellas. ¿Problemas? Muchos, empezando por el dilema ético de Lincoln sobre si es buena idea confesar su labor en la empresa o el detalle de que Beth tiene novio.


Lincoln no albergaba ningún deseo que no se pudiera permitir. ¿Y qué quería, en cualquier caso? Comprar libros de tapa dura. No preocuparse por el dinero que le quedaba en la cartera cuando pedía la cena. Quizás unos tenis nuevos… Y no había nada que no pudiera hacer por falta de tiempo. ¿De qué se podía quejar, en realidad? ¿Qué más quería?
Amor, oía decir a Eve. Sentido.
Amor. Sentido. Ésas son precisamente las cosas que no se pueden planificar. Son cosas que llegan sin más. Y si no llegan, ¿qué? ¿Te vas a pasar toda la vida suspirando por ellas? ¿Esperándolas para ser feliz?


          A través de los e-mails el lector, junto con Lincoln, va conociendo a este par de amigas, aunque no lo parezca, los correos que se intercambian dan una idea muy completa de cómo es cada una, ya que desvelan secretos, miedos, ilusiones, etc., al final, uno las conoce tan bien como al resto de los personajes con los que sí interactúa Lincoln a lo largo de la novela, de hecho, creo que hasta más. Un breve esbozo de todos: Jennifer, con una hermosa relación con su esposo, pero que no está segura de querer ser madre; Beth, cuya vida amorosa la ha conducido a un lugar en el que no se siente plena y que encuentra más emoción en sus fantasías que en la realidad; Doris, una mujer mayor, viuda, encargada de la máquina expendedora y amiga de Lincoln, siempre come con él y llega un momento en que no se sabe quién de los dos necesitaba más esa amistad; la madre de Lincoln, a quien le cuesta desprenderse de su niño, pese a que ya es un adulto; Eve, la hermana que constantemente insta a Lincoln a que le dé una dirección a su vida, comenzando por salir de la casa de su madre; Chris, estrella de una banda y novio de Beth; Sam, la ex de Lincoln; y otros más.
         A quien  mejor conocemos, claro está, es a nuestro protagonista, tanto por lo que piensa y hace, cómo por su forma de relacionarse con los demás. Lincoln no sabe muy bien qué hacer con su vida al inicio de la novela, su trabajo actual no le satisface, tiene un pasado amoroso que lo marcó profundamente y que le ha impedido crecer, porque tal pareciera que todas las decisiones que toma son por inercia, Desde luego irá creciendo a lo largo de la obra, pero vale mucho la pena ver cómo se da esa evolución. La crisis que supone el cambio del milenio se asemeja a la crisis que está viviendo Lincoln, pasar de un estado a otro, cambiar y crecer, atrevernos a ser quiénes somos sin miedos o inseguridades.


–Me siento capaz de afrontar el futuro próximo. Esta noche, por ejemplo. Voy a leer por placer. Mañana me tomaré una cerveza con la comida. El sábado jugaré a Dungeons & Dragons. Y el domingo puede que vaya al cine. Ése es mi plan.

         Ahora bien, el trabajo de Lincoln le da la excusa perfecta a la autora para desarrollar un romance inusual, puesto que él se enamora de lo que lee, de aquello que Beth transmite en sus e-mails, de las confidencias que le hace a Jennifer, su forma de expresarse. La relación que plantea Rowell fue interesante de leer, precisamente porque de inicio no se conocen de la manera típica, pero sí hay una conexión, una atracción que se irá desarrollando y que llama la atención porque los personajes terminan siendo una especie de acosadores, lo cual no deja de transmitir una sensación un tanto aterradora a una situación que debería ser romántica, dado a que al fin y al cabo se trata de un asunto amoroso.
       Más allá del entresijo amoroso que está allí, destaco lo que Rainbow Rowell hace con el personaje de Lincoln, cómo lo presenta y lo va perfilando, el viaje que el lector hace junto con él, la transformación que sufre a lo largo de las páginas. Para mí, la autora consigue crear protagonistas que no son perfectos, están lejos de ser modelos a seguir, todo lo contrario, reflejan todo un cúmulo de inquietudes y problemas, así como virtudes que los hacen más humanos, que pueden causar en el lector simpatía o animadversión, precisamente por desnudar aquellas crisis que nos atacan en algún punto y que preferimos no ver.  
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Los libros de Rainbow Rowell siempre resuenan en mi corazón y Attachments (2011) no fue la excepción. La primera vez que leí este libro quedé contenta con la historia, pero lo que realmente me cautivó fue el personaje de Lincoln, el protagonista, me sentí identificada con él en varios aspectos y, debido a eso, sentí que era una lectura que llegaba en el momento indicado. La segunda vez que cayó en mis manos fue porque estaba pasando por un mal momento y necesitaba algo que me sacara del bloqueo lector, sin pensarlo dos veces supe que esta sería la lectura ideal y así fue. Leer nuevamente Attachments fue un alivio, uno agridulce, uno para poner en perspectiva cierta parte de mi vida. Otra vez me sentí en conexión con Lincoln, pero ya no sólo con cómo es en un inicio, sino también con el que se encuentra al final, el Lincoln que ha cambiado. Bueno, tengo que confesar que la segunda vez que lo leí, fue realmente cuando más necesitaba leerlo. Gracias, Rainbow, por todo.


Hay momentos en los que no puedes creer que algo maravilloso esté ocurriendo. Y hay otros en los que la conciencia de que está pasando algo increíble te inunda, completamente.

Ficha: ROWELL, Rainbow, Attachments, traducción de Victoria Simó, México: Alfaguara, 2016, pp. 452.
¿Les interesa? ¿Ya lo leyeron?
¿Algún otro fan de Rainbow Rowell por aquí?
Gracias por leer <3

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