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lunes, 14 de septiembre de 2020

Reseña: Ecos del pasado, de Diana Gavaldon

¡Hola, mis queridos lectores!
¿Cómo están? ¿Qué tal el clima por su ciudad? Acá donde vivo ayer cayó un fuerte aguacero (:S). Dejando eso de lado, antes de que sigan leyendo, advierto que la reseña de hoy incluye spoilers de los libros anteriores.

Ecos del pasado (An Echo in the Bone, 2009), de Diana Gavaldon, fue la séptima lectura que terminé durante la cuarentena –lo comencé en enero– y, casualmente, se trata nada más y nada menos que de la séptima parte de la saga de Claire Randall o de Outlander, como se le conoce en inglés, pues retoma el título del primer libro que en español se llama Forastera. Esta saga comenzó contando la historia de Claire, una joven que viajó del siglo XX a la Escocia del XVIII, y que para este tomo ya no sólo se centra en ella, sino que abarca a toda su familia. El libro anterior (reseña AQUÍ) concluyó con la separación de Claire y Jamie de su hija, yerno y nietos, quienes tuvieron que regresar al futuro, así que en esta nueva entrega vemos cómo Brianna y Roger se tienen que adaptar a su nueva vida en 1980, mientras que Claire y Jamie tienen planeado regresar a Escocia, pues Jamie no quiere enfrentarse con su hijo en el campo de batalla, por lo que prefiere participar en la guerra de otra manera, la cual involucra su antigua imprenta, aunque las cosas no saldrán como lo espera.

La novela se desarrolla en dos temporalidades distintas: por un lado, en 1980, época en la que Bree y Roger viven con sus hijos en Lallybroch, la antigua propiedad de los Fraser; por otro, en 1777, durante la Guerra de Independencia de las colonias británicas en América, donde Claire y Jamie dejan el Cerro de Fraser rumbo a Escocia, aunque su viaje se tuerce en el camino y terminan estancados en el Fuerte Ticonderoga. Aunque los personajes están separados por siglos de distancia, Bree y Roger se mantienen al tanto de lo que le pasó a su familia en el pasado por medio de unas cartas que Claire y Jamie, de alguna manera, consiguieron escribirles y hacérselas llegar, por lo que en el presente tienen un cofre lleno de esas misivas en las que les cuentan qué fue de ellos en el XVIII tras su partida. Las epístolas revelan parte de lo que Claire y Jamie viven en el pasado, pero uno como lector, al seguir las narraciones de ambas líneas del tiempo, se entera “en vivo y en directo” de lo que acontece en cada una y con cada personaje. Ahora bien, cabe mencionar que Claire y Jamie también tienen una forma de saber qué ha pasado con su familia, puesto que Jamie tiene sueños en los que ve a sus nietos en el futuro, lo cual me parece bastante interesante.
Ecos del pasado se divide en siete partes y no es tan extenso como su antecesor, ya que en esta ocasión ronda las mil doscientas páginas. Sí, son muchas de todas formas, pero yo temía que fueran más de mil quinientas con el supuesto de que cada continuación es más enorme que la anterior. En fin, como ya es usual, se trata de una obra coral y, por lo tanto, se siguen las perspectivas de varios personajes, siendo el de Claire la única narración que permanece en primera persona, en cambio, la del resto, Jamie, Bree, Roger, Ian John y Will, se encuentra en tercera persona. En esta ocasión, John y Will cobran gran relevancia y la trama de cada uno abarca buena parte del libro, sobre todo porque sus caminos están estrechamente vinculados con los de Jamie y Claire.
En sí, se podría decir que hay dos líneas argumentales principales, la del pasado y la del presente, pero al haber tantos personajes, lo correcto sería decir que cada uno tiene su trama personal: Claire y Jamie fracasan en su intento por regresar a Escocia y se verán involucrados en la guerra; Ian, por un lado, debe lidiar con un enemigo formidable que no ceja sus ganas de arruinarle la vida, y por otro, el amor tocará a su puerta de nuevo; Will está en el ejército británico y es un espía, lo veremos en varias misiones y cómo su destino no deja de cruzarse con el de su familia, pese a que él no sepa que lo son; John, mi querido John que sigue siendo de mis personajes favoritos, también tiene carrera como espía y anda tras la pista de una persona, a quien conoce bien, que está muy interesada en Fergus; Bree y Roger, por su parte, viven con sus hijos en Lallybroch, la antigua propiedad de los Fraser, todos se están adaptando a la vida moderna y no lo llevan tan mal, aunque no todo es color de rosa, pues hay un mal que los está acechando y, para colmo, un visitante inesperado llega a su casa.
Me gustaría centrarme un poco más en Bree y Roger, ella consigue trabajo en una compañía hidroeléctrica, lo que no debería sorprender a Roger, quien, pese a que la felicita y la anima, no lleva tan bien que Bree no se ajuste a los roles de esposa y madre que todo el vecindario espera, en especial porque él ya no está tan seguro de cuál es su vocación en la vida, por lo que le tocará reflexionar sobre qué quiere hacer a la vez que escribe un tratado sobre viajar en el tiempo para legárselo a sus hijos. Si han leído mis reseñas anteriores de esta saga, sabrán que Roger no es santo de mi devoción, sin embargo, es el personaje que la autora eligió para reflexionar y ahondar más acerca de los viajes en el tiempo, debido a que es presbisteriano. El tema de los viajes en el tiempo me parece bastante interesante y me agradan los cuestionamientos que se hace Roger al respecto y sus especulaciones, sobre todo, ahora que parecen tener pruebas de que sí se puede cambiar el pasado. Ya quiero ver con qué nos sale la autora en los próximos libros.
Finalmente, Ecos del pasado me gustó mucho, considero que las tramas de los personajes estaban bien equilibradas y cada que se interrumpía la de uno para seguir la de otro, me quedaba con las ganas de saber qué les iba a pasar. Aun así, me tomé mi tiempo para terminarlo, pero ya lo que fue la recta final, no lo podía soltar, algo sucede que hizo de las últimas páginas un vaivén de emociones, y lo peor de todo, la autora termina con un cliffhanger que desde que lo acabé me muero de ganas de ponerle las manos encima a la siguiente novela.

FICHA: GAVALDON, Diana, Ecos del pasado, traducción de Mireia Carol Gres, España: Salamandra, 2016, pp. 1182.

¿Ya lo leyeron? ¿Algún fan de la serie por aquí?
Gracias por leer <3

1 comentario:

  1. ¡Hola! Todavía no he tenido ocasión de leer algo de la autora y la verdad es que me gustaría hacerlo en algún momento. Un besote :)

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