Últimas reseñas

martes, 14 de abril de 2020

Reseña: Trilogía del Asesino, de Robin Hobb

¡Hola, mis queridos lectores! ¿Cómo están? ¿Qué tal llevan la cuarentena? Yo no tan mal, la verdad, porque soy más de estar en casa, aunque sí extraño salir al parque o al cine, por ejemplo, y hay veces en que me gana el desánimo. En fin, espero que se encuentren bien, no olviden seguir todas las indicaciones que les estén dando y ¡un abrazo a distancia!



Ahora sí, pasemos al asunto del día, una nueva reseña que, en esta ocasión, será de una trilogía de la que les he querido hablar desde hace mucho, pero en serio, mucho y finalmente ha llegado el momento de que lo haga –a ver si con esta cuarentena al menos consigo ponerme un poco al corriente, por favor–. La Trilogía del Asesino, escrita por Robin Hobb (segundo seudónimo de la escritora estadounidense Margaret Astrid Lindholm), está conformada por Aprendiz de asesino (Assassin’s Apprentice, 1995), Asesino real (Royal Assassin, 1996) y La búsqueda del asesino (Assassin’s Quest, 1997) y se trata de la primera serie de novelas ubicadas en el mundo de Los Seis Ducados, pues después vendrán más historias que la autora desarrollará allí, pero no nos adelantemos y dejen que primero los introduzca en la historia de Traspié Hidalgo, el protagonista de esta trilogía.


«Mi vida ha consistido en una madeja de secretos, que ni aun ahora es seguro compartir. ¿Habré de plasmarlos todos en delicados papeles, sólo para luego reducirlos a fuego y cenizas? Tal vez.»


         Traspié Hidalgo se quiere poner a la tarea de escribir la historia de Los Seis Ducados y del linaje de reyes que lo han gobernado, los Vatídico, pero mientras va plasmando en papel esta gran empresa, se da cuenta de que no puede evitar relacionar todo con su propia historia, por lo que, el inicio de cada capítulo es relativo a su propósito original mientras que el resto es la narración de su vida, desde la infancia hasta el umbral de la etapa adulta. El protagonista ya es un hombre que repasa su pasado y lo cuenta tal como lo recuerda, conservando las impresiones, reacciones y sentimientos que tuviera en aquel entonces, pero agregando la pertinente reflexión de quien ya ha crecido y cuya mirada a lo que ya fue es más consciente, más crítica. De ser una crónica del reino pasa a ser una autobiografía, poniendo de manifiesto la correlación que hay entre el personaje principal y el mundo que lo rodea. Esta manera de estructurar la novela hace que adquiera un toque más introspectivo y que el lector no deje de sentir curiosidad por lo que está leyendo, pues surge la duda de qué fue lo que pasó para que el protagonista esté en la condición en la que lo encontramos al inicio, cuando se dispone a agarrar la pluma y escribir.
        
     Nuestro protagonista, Traspié Hidalgo, es el hijo bastardo del rey a la espera Hidalgo, quien tras enterarse de su existencia renuncia a su herencia y se aleja de la corte, por lo que ahora el sucesor a la corona es Veraz, el segundo hijo del actual rey Artimañas, hay por allí un tercer hijo, fruto del segundo matrimonio del monarca, su nombre es Regio y poco se parece a sus hermanos, sobre todo en valores y virtudes. El antiguo criado de Hidalgo, Burrich, recoge a Traspié cuando apenas es un infante y lo lleva a Torre de Alce, la corte, allí lo cuida y cría, pero cierto día, el rey le presta atención al pequeño y decide que le puede ser útil, así que hace un pacto con él: lo cuidará y le dará una educación, a cambio de que Traspié siempre le sea fiel y le sirva, y de que se convierta en el asesino del rey. Chade, el actual asesino real, lo educa en el oficio y a lo largo del primer libro vemos cómo Traspié va aprendiendo y poniendo en práctica sus lecciones.
Conforme avanza la historia y se pasa de un libro a otro, Traspié va creciendo y su carácter evoluciona, es interesante ver cómo se da este proceso en su persona, pues son muchas las cosas por las que tiene que atravesar y, especialmente, ver el conflicto entre su deber y lo que siente es toda una travesía, pues llega un punto en que deja de ser un niño al que le dan órdenes y pasa a ser un joven que toma decisiones y que llega a cuestionarse quién es él. Por otra parte, retomando un poco lo que mencioné al principio, sobre la manera en la que se cuenta la historia y cómo se corresponde la crónica del reino con la existencia particular del protagonista, cabe mencionar que esto también tiene que ver con que Traspié tiene una función muy importante en los hechos políticos que ocurren aquí. Profecía y destino, ambas palabras relevantes en esta trilogía.
Desde luego que la historia de Traspié se inserta en un contexto más amplio, Los Seis Ducados es un mundo vasto, la autora contempla territorios, reinos, diferentes costumbres y lenguas, lo cual hace de esta una lectura muy completa, aparte de que, como buen libro de fantasía que se precie de serlo, incluye un mapa. Ahora bien, aunque hay varios lugares, el centro serán los Seis Ducados, extensión de tierras que gobiernan los Vatídico desde hace varias generaciones. En la actualidad de Traspié, hay varios conflictos políticos, tanto internos como externos, por un lado, la constante tensión entre Veraz y Regio –recordar: hijos del rey, el primero futuro a sentarse en el trono– siempre está presente, y por otro, hay invasores que atacan las costas y cada vez tienen más éxito, sobre todo porque en los últimos tiempos ha surgido un nuevo mal, la Forja, algo que despoja a la gente de su esencia y los devuelve a sus instintos primitivos. El aumento de los forjados se está convirtiendo en un verdadero problema que parece no tener solución, ¿o sí?
Algo que me encantó de la trilogía es todo el drama político que nos presenta la autora, pero me gustaría hacer hincapié en un hecho, la forma en la que todo el primer libro (Aprendiz de asesino) parece incluir un espejo de príncipes adentro, es decir, un manual de cómo ser un buen rey, puesto que durante toda la novela se hace mención de cómo debería ser un monarca, sobre la mejor manera de gobernar y de las virtudes que debe ostentar, así como las responsabilidades y obligaciones que tiene. En Asesino real, por otro lado, ya vemos ese despliegue de virtudes y ejecución de lo que se predicaba antes, en tanto que en La búsqueda del asesino ya se presenta la otra cara de la realeza, la del tirano. Me parece importante mencionar esto, dado a que se trata de una obra en la que los personajes son vasallos del rey y hacen cosas por él, por lo que es preciso ver cómo es ese rey o cómo debería ser, pues de eso dependen las decisiones que tomen los personajes y de todas las movidas políticas que se van sucediendo una detrás de otra como avalancha.
La Trilogía del Asesino pertenece al género de fantasía y tiene una ambientación muy medieval, lo cual, en lo personal, me agrada. A pesar de que no es una obra en la que abunden las criaturas fantásticas y haya mucha magia, ésta sí se encuentra presente en los hechos que se van desarrollando y la autora presenta un sistema de poderes bien definido que influye mucho en la trama. Por un lado está la Habilidad, poder vinculado estrechamente a la dinastía de los Vatídico, pero que también puede aparecer en una que otra persona, permite a quien la posee sondear los pensamientos de los demás, mantener conversaciones, transmitir información e influir en sus acciones, por lo que se puede hablar de manipulación; además, se cree que sirve para comunicarse con los Vetulus, unos seres míticos envueltos en un halo de misterio que sólo están por debajo de los Dioses –los Vetulus formarán parte importante de la historia conforme los libros van avanzando–. Por otra parte, está la Maña, también conocida como un poder de la Vieja Sangre, el cual es despreciado por la mayoría, ya que permite sentir la esencia de los seres vivos y sondear los pensamientos de los animales e, incluso, forjar un lazo con alguno de ellos, por lo que se relaciona con lo salvaje. Como no podía ser de otra forma, Traspié posee ambos poderes, siendo un niño dio muestras de ser un mañoso, razón por la que fue severamente reprendido, pero eso no impidió que luego se hiciera hermano de un lobo, su vínculo con Ojos de noche me gustó bastante, aparte de que revela una perspectiva diferente sobre la situación y propicia varias reflexiones sobre la familia o la manada, las dicotomías de querer/deber e individuo/cargo, y el poder.
En cuanto a los personajes, aquellos que pertenecen a la realeza reciben su nombre de algún rasgo que de alguna u otra forma se convertirá en parte esencial de su personalidad, esto me parece muy medieval y de las novelas de caballerías, así que tenemos a Traspié, Veraz, Hidalgo, Paciencia, entre otros. No obstante, aunque sus nombres revelan mucho de su carácter, así como su posición o función en la corte –es decir, que lo que hacen en la corte también influye mucho–, no por eso dejan de ser humanos y desplegar todo un abanico de matices, son sus decisiones, convicciones y formas de pensar lo que hace más rica la acción, pues hay crisis existenciales y cuestionamientos acerca de qué es más importante, si el individuo o la sociedad en su conjunto, si el bien de un hombre o el bien de un reino. Y es aquí nuevamente donde se nota mucho ese toque medieval, el peso que se le da al colectivo, la fuerza del pacto vasallático y la lealtad como una virtud que debería estar por encima de todo.
Hay muchos personajes, piensen que son tres libros y se van haciendo más gordos, así que hay de todo tipo: a los que llegas a amar u odiar, con los que te encariñas y no quieres que sufran o que les pase algo malo, o los que te hacen enfadar o sufrir. Mis personajes favoritos fueron Traspié, Ojos de noche, Bufón –de quien me gustaría hablar mucho, pero que prefiero que conozcan ustedes–, Burrich, Paciencia y Kettricken, esta última me parece un gran personaje y, en general, las mujeres de Robin Hobb me encantaron por estar bien construidas, aunque eso no quita que justo uno de los personajes que me caía muy mal fuera una chica (Estornino).
Se trata de una obra extensa y con muchos detalles, hay mucho más que me gustaría abordar, pero la reseña ya se ha hecho muy larga y tampoco quiero excederme e incurrir en algún spoiler importante, así que ya para ir concluyendo, les diré que la Trilogía del Asesino presenta un mundo bastante completo con una ambientación medieval y un sistema de poderes bien definido, que cuenta con personajes que hacen vibrar la historia, y una trama cuyo principal rasgo es el drama político y el ejercicio/juego del poder. La narración es densa y puede tornarse pesada o lenta por momentos, esto lo noté sobre todo en el primer y tercer libro, en el segundo no tanto, pero no sé si se deba a que fue porque en este el drama del palacio me tenía cautiva y no quería abandonar la lectura hasta tener respuestas –aunque algunas ya las había intuido–, de hecho, Asesino real fue mi preferido de los tres. Pero sí, si tengo algunas pegas con respecto a las novelas es que el ritmo a veces puede ser lento y que el desenlace me supo a poco, todo sucedió muy rápido y la explicación, pese a que fue buena y adecuada, no me satisfizo como yo quería.
Y hasta aquí llegó la reseña, si les gusta la fantasía o el drama político y los juegos de poder, es una trilogía que les recomiendo encarecidamente, no se van a arrepentir.

FICHAS:
HOBB, Robin, Aprendiz de asesino, traducción de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, 2014, pp. 391.
_______, Asesino real, traducción de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, 2014, pp. 654.
_______, La búsqueda del asesino, traducción de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, pp. 829.

¿Ya conocían esta trilogía?
¿Les llama la atención?

Gracias por leer <3

2 comentarios:

  1. ¡Hola! No sé si puede ser mucho de mi estilo pero creo que puede estar interesante y sorprenderme. Un besote :)

    ResponderEliminar
  2. ¿Los vendes? ¿De dónde eres? :D

    ResponderEliminar