¡Hola, mis queridos lectores! ¿Cómo están?
¿Qué tal llevan la cuarentena? Yo no tan mal, la verdad, porque soy más de
estar en casa, aunque sí extraño salir al parque o al cine, por ejemplo, y hay
veces en que me gana el desánimo. En fin, espero que se encuentren bien, no
olviden seguir todas las indicaciones que les estén dando y ¡un abrazo a
distancia!
Ahora sí, pasemos al asunto del día, una
nueva reseña que, en esta ocasión, será de una trilogía de la que les he querido
hablar desde hace mucho, pero en serio, mucho y finalmente ha llegado el
momento de que lo haga –a ver si con esta cuarentena al menos consigo ponerme
un poco al corriente, por favor–. La Trilogía
del Asesino, escrita por Robin Hobb (segundo seudónimo de la escritora estadounidense
Margaret Astrid Lindholm), está conformada por Aprendiz
de asesino (Assassin’s
Apprentice, 1995), Asesino real (Royal Assassin, 1996) y La búsqueda del asesino (Assassin’s Quest, 1997) y se trata de la
primera serie de novelas ubicadas en el mundo de Los Seis Ducados, pues después
vendrán más historias que la autora desarrollará allí, pero no nos adelantemos
y dejen que primero los introduzca en la historia de Traspié Hidalgo, el
protagonista de esta trilogía.
«Mi vida ha consistido en una madeja de secretos, que ni aun ahora es seguro compartir. ¿Habré de plasmarlos todos en delicados papeles, sólo para luego reducirlos a fuego y cenizas? Tal vez.»
Traspié
Hidalgo se quiere poner a la tarea de escribir la historia de Los Seis Ducados
y del linaje de reyes que lo han gobernado, los Vatídico, pero mientras va
plasmando en papel esta gran empresa, se da cuenta de que no puede evitar
relacionar todo con su propia historia, por lo que, el inicio de cada capítulo
es relativo a su propósito original mientras que el resto es la narración de su
vida, desde la infancia hasta el umbral de la etapa adulta. El protagonista ya
es un hombre que repasa su pasado y lo cuenta tal como lo recuerda, conservando
las impresiones, reacciones y sentimientos que tuviera en aquel entonces, pero
agregando la pertinente reflexión de quien ya ha crecido y cuya mirada a lo que
ya fue es más consciente, más crítica. De ser una crónica del reino pasa a ser
una autobiografía, poniendo de manifiesto la correlación que hay entre el
personaje principal y el mundo que lo rodea. Esta manera de estructurar la
novela hace que adquiera un toque más introspectivo y que el lector no deje de
sentir curiosidad por lo que está leyendo, pues surge la duda de qué fue lo que
pasó para que el protagonista esté en la condición en la que lo encontramos al
inicio, cuando se dispone a agarrar la pluma y escribir.
Nuestro protagonista, Traspié Hidalgo, es
el hijo bastardo del rey a la espera Hidalgo, quien tras enterarse de su existencia
renuncia a su herencia y se aleja de la corte, por lo que ahora el sucesor a la
corona es Veraz, el segundo hijo del actual rey Artimañas, hay por allí un
tercer hijo, fruto del segundo matrimonio del monarca, su nombre es Regio y
poco se parece a sus hermanos, sobre todo en valores y virtudes. El antiguo
criado de Hidalgo, Burrich, recoge a Traspié cuando apenas es un infante y lo
lleva a Torre de Alce, la corte, allí lo cuida y cría, pero cierto día, el rey
le presta atención al pequeño y decide que le puede ser útil, así que hace un
pacto con él: lo cuidará y le dará una educación, a cambio de que Traspié siempre
le sea fiel y le sirva, y de que se convierta en el asesino del rey. Chade, el actual
asesino real, lo educa en el oficio y a lo largo del primer libro vemos cómo Traspié
va aprendiendo y poniendo en práctica sus lecciones.
Conforme avanza la
historia y se pasa de un libro a otro, Traspié va creciendo y su carácter
evoluciona, es interesante ver cómo se da este proceso en su persona, pues son
muchas las cosas por las que tiene que atravesar y, especialmente, ver el
conflicto entre su deber y lo que siente es toda una travesía, pues llega un
punto en que deja de ser un niño al que le dan órdenes y pasa a ser un joven
que toma decisiones y que llega a cuestionarse quién es él. Por otra parte,
retomando un poco lo que mencioné al principio, sobre la manera en la que se
cuenta la historia y cómo se corresponde la crónica del reino con la existencia
particular del protagonista, cabe mencionar que esto también tiene que ver con
que Traspié tiene una función muy importante en los hechos políticos que ocurren
aquí. Profecía y destino, ambas palabras relevantes en esta trilogía.
Desde luego que la historia
de Traspié se inserta en un contexto más amplio, Los Seis Ducados es un mundo vasto,
la autora contempla territorios, reinos, diferentes costumbres y lenguas, lo
cual hace de esta una lectura muy completa, aparte de que, como buen libro de
fantasía que se precie de serlo, incluye un mapa. Ahora bien, aunque hay varios
lugares, el centro serán los Seis Ducados, extensión de tierras que gobiernan
los Vatídico desde hace varias generaciones. En la actualidad de Traspié, hay
varios conflictos políticos, tanto internos como externos, por un lado, la constante
tensión entre Veraz y Regio –recordar: hijos del rey, el primero futuro a sentarse
en el trono– siempre está presente, y por otro, hay invasores que atacan las
costas y cada vez tienen más éxito, sobre todo porque en los últimos tiempos ha
surgido un nuevo mal, la Forja, algo que despoja a la gente de su esencia y los
devuelve a sus instintos primitivos. El aumento de los forjados se está
convirtiendo en un verdadero problema que parece no tener solución, ¿o sí?
Algo que me encantó de la
trilogía es todo el drama político que nos presenta la autora, pero me gustaría
hacer hincapié en un hecho, la forma en la que todo el primer libro (Aprendiz
de asesino) parece incluir un espejo de príncipes adentro, es decir, un
manual de cómo ser un buen rey, puesto que durante toda la novela se hace
mención de cómo debería ser un monarca, sobre la mejor manera de gobernar y de
las virtudes que debe ostentar, así como las responsabilidades y obligaciones
que tiene. En Asesino real, por otro lado, ya vemos ese despliegue de
virtudes y ejecución de lo que se predicaba antes, en tanto que en La
búsqueda del asesino ya se presenta la otra cara de la realeza, la del
tirano. Me parece importante mencionar esto, dado a que se trata de una obra en
la que los personajes son vasallos del rey y hacen cosas por él, por lo que es
preciso ver cómo es ese rey o cómo debería ser, pues de eso dependen las
decisiones que tomen los personajes y de todas las movidas políticas que se van
sucediendo una detrás de otra como avalancha.
La Trilogía del Asesino pertenece
al género de fantasía y tiene una ambientación muy medieval, lo cual, en lo
personal, me agrada. A pesar de que no es una obra en la que abunden las
criaturas fantásticas y haya mucha magia, ésta sí se encuentra presente en los
hechos que se van desarrollando y la autora presenta un sistema de poderes bien
definido que influye mucho en la trama. Por un lado está la Habilidad, poder vinculado
estrechamente a la dinastía de los Vatídico, pero que también puede aparecer en
una que otra persona, permite a quien la posee sondear los pensamientos de los
demás, mantener conversaciones, transmitir información e influir en sus
acciones, por lo que se puede hablar de manipulación; además, se cree que sirve
para comunicarse con los Vetulus, unos seres míticos envueltos en un halo de
misterio que sólo están por debajo de los Dioses –los Vetulus formarán parte
importante de la historia conforme los libros van avanzando–. Por otra parte,
está la Maña, también conocida como un poder de la Vieja Sangre, el cual es
despreciado por la mayoría, ya que permite sentir la esencia de los seres vivos
y sondear los pensamientos de los animales e, incluso, forjar un lazo con
alguno de ellos, por lo que se relaciona con lo salvaje. Como no podía ser de
otra forma, Traspié posee ambos poderes, siendo un niño dio muestras de ser un mañoso,
razón por la que fue severamente reprendido, pero eso no impidió que luego se
hiciera hermano de un lobo, su vínculo con Ojos de noche me gustó
bastante, aparte de que revela una perspectiva diferente sobre la situación y
propicia varias reflexiones sobre la familia o la manada, las dicotomías de querer/deber
e individuo/cargo, y el poder.
En cuanto a los
personajes, aquellos que pertenecen a la realeza reciben su nombre de algún
rasgo que de alguna u otra forma se convertirá en parte esencial de su personalidad,
esto me parece muy medieval y de las novelas de caballerías, así que tenemos a
Traspié, Veraz, Hidalgo, Paciencia, entre otros. No obstante, aunque sus
nombres revelan mucho de su carácter, así como su posición o función en la
corte –es decir, que lo que hacen en la corte también influye mucho–, no por
eso dejan de ser humanos y desplegar todo un abanico de matices, son sus
decisiones, convicciones y formas de pensar lo que hace más rica la acción,
pues hay crisis existenciales y cuestionamientos acerca de qué es más
importante, si el individuo o la sociedad en su conjunto, si el bien de un
hombre o el bien de un reino. Y es aquí nuevamente donde se nota mucho ese
toque medieval, el peso que se le da al colectivo, la fuerza del pacto
vasallático y la lealtad como una virtud que debería estar por encima de todo.
Hay muchos personajes,
piensen que son tres libros y se van haciendo más gordos, así que hay de todo
tipo: a los que llegas a amar u odiar, con los que te encariñas y no quieres
que sufran o que les pase algo malo, o los que te hacen enfadar o sufrir. Mis
personajes favoritos fueron Traspié, Ojos de noche, Bufón –de quien me gustaría
hablar mucho, pero que prefiero que conozcan ustedes–, Burrich, Paciencia y
Kettricken, esta última me parece un gran personaje y, en general, las mujeres
de Robin Hobb me encantaron por estar bien construidas, aunque eso no quita que
justo uno de los personajes que me caía muy mal fuera una chica (Estornino).
Se trata de una obra
extensa y con muchos detalles, hay mucho más que me gustaría abordar, pero la
reseña ya se ha hecho muy larga y tampoco quiero excederme e incurrir en algún spoiler
importante, así que ya para ir concluyendo, les diré que la Trilogía del Asesino
presenta un mundo bastante completo con una ambientación medieval y un sistema
de poderes bien definido, que cuenta con personajes que hacen vibrar la
historia, y una trama cuyo principal rasgo es el drama político y el ejercicio/juego
del poder. La narración es densa y puede tornarse pesada o lenta por momentos, esto
lo noté sobre todo en el primer y tercer libro, en el segundo no tanto, pero no
sé si se deba a que fue porque en este el drama del palacio me tenía cautiva y no
quería abandonar la lectura hasta tener respuestas –aunque algunas ya las había
intuido–, de hecho, Asesino real fue mi preferido de los tres. Pero sí,
si tengo algunas pegas con respecto a las novelas es que el ritmo a veces puede
ser lento y que el desenlace me supo a poco, todo sucedió muy rápido y la
explicación, pese a que fue buena y adecuada, no me satisfizo como yo quería.
Y hasta aquí llegó la
reseña, si les gusta la fantasía o el drama político y los juegos de poder, es
una trilogía que les recomiendo encarecidamente, no se van a arrepentir.
FICHAS:
HOBB, Robin, Aprendiz de asesino,
traducción de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, 2014, pp. 391.
_______, Asesino real, traducción
de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, 2014, pp. 654.
_______, La búsqueda del asesino,
traducción de Manuel de los Reyes, México: Plaza Janés, pp. 829.
¿Ya
conocían esta trilogía?
¿Les llama
la atención?
Gracias por
leer <3
¡Hola! No sé si puede ser mucho de mi estilo pero creo que puede estar interesante y sorprenderme. Un besote :)
ResponderEliminar¿Los vendes? ¿De dónde eres? :D
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