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domingo, 15 de noviembre de 2020

Reseña: Frankenstein, de Mary Shelley

¡Hola, mis queridos lectores!

 
El libro del que les voy a hablar hoy lo leí el año pasado y fue uno de mis favoritos, de hecho, lo puse en el lugar número tres de mis mejores lecturas de 2019. Frankenstein (Frankenstein; or, The Modern Prometheus, 1821), de Mary Shelley, me sorprendió bastante, no pensé que me fuera a gustar tanto como lo hizo, pues la figura de Frankenstein que se ha popularizado nunca me había llamado la atención, sin embargo, lo que encontré en las páginas fue algo totalmente distinto y pienso que la serie de Penny Dreadful (2014-2016), la cual me encantó, sí logró capturar la esencia de Víctor y de su criatura, ya que lo que muestra es muy cercano a lo que hallé en la novela.
         Mary Shelley nos introduce en una historia cautivadora y aterradora a la vez, nos presenta a un hombre de ciencia, Víctor Frankenstein, que descubre cómo darle vida a una criatura con forma humana, pero aquello que él esperaba que fuera su gran logro, se transforma en su mayor pecado, nada más ver su obra realizada siente tal repugnancia y arrepentimiento que huye y deja a su suerte a su creación, aunque eso no quiere decir que no lo atormente en todo momento, no hay segundo en el que no piense en lo que hizo.
La novela se divide en dos volúmenes y comienza por un punto cercano al final: Víctor Frankenstein le va a contar su vida al capitán de un barco, quien necesita un amigo y que será el encargado de plasmar en papel todo lo que escuche, por lo que es el texto del capitán lo que estamos leyendo, ya después se especificará que Víctor editó algunas partes para una mayor comprensión de su fatídica aventura.
El primer volumen se centra en la vida de Frankenstein, sus motivaciones para llevar a cabo dicha proeza y sus consecuencias, cómo su arrogancia y ambición le nublaron la mente, todas sus ansias por convertirse en Dios e insuflarle vida a un ser al que terminaría temiendo. La visión de sus actos lo acecha en toda esta parte del relato hasta que el enfrentamiento con su creación es inevitable. El segundo volumen, por su parte, muestra la perspectiva de la criatura ­–la cual ni siquiera tiene un nombre y es curioso que la mayoría lo conoce por Frankenstein–, quien le cuenta su tragedia a Víctor con la esperanza de que éste se haga responsable y cumpla con hacer menos desdichada su existencia, pero las cosas no resultan como lo esperaba. El vínculo entre el creador y su criatura es indisoluble, y a lo largo de toda la obra ésta relación genera múltiples preguntas y reflexiones, pues ¿acaso en algún momento no se ha cuestionado el porqué Dios creo a la humanidad? O ¿cuál es nuestro propósito en esta vida?
 
«Te propones matarme… ¿Cómo te atreves a jugar así con la vida? ¡Cumple con tu deber para conmigo, y yo cumpliré contigo y con el resto de la humanidad! […] ¿Acaso no he sufrido lo suficiente, que aún deseas aumentar mi desdicha? Amo la vida, aunque sólo sea para mí una sucesión de angustias, y defenderé la mía.»

Por un lado, está la visión de Víctor, su arrogancia convertida en arrepentimiento y rechazo hacia lo que creó, por otro, la perspectiva de la criatura que cuestiona su existencia, que busca compasión, ser amado y aceptado. A pesar de que me interesó mucho la crisis de Víctor y todo su desborde de angustia y desesperación, mi parte favorita fue cuando la criatura le cuenta a Frankenstein cómo fue su introducción a este mundo desconocido para él y cómo la adquisición de conocimiento lo transforma. La criatura habla sobre la felicidad de la ignorancia y del dolor que causa el conocimiento, ya que a raíz de su aprendizaje reflexiona sobre la naturaleza humana, de aquello que lo hace diferente al ser humano y acerca de su existencia misma. Lo que más me gustó fue ser testigo de cómo un ser que del asombro y fascinación, capaz de albergar amor y gratitud, pasa a sentir odio y rencor, además de cometer los actos más atroces.
En cuanto a la narración, me pareció cautivadora, evolvente y profunda, además de que transmite muchas emociones y pasiones. Habla sobre ciencia y la naturaleza humana, de la vida y la muerte, acerca de seres que son dioses y demonios a la vez, capaces de cometer los actos más viles, pero también de albergar las virtudes más magnánimas. No por nada mucho se ha cuestionado sobre quién es el verdadero monstruo en la novela de Mary Shelley, si la criatura o su creador. Si se supone que somos el reflejo de Dios, hechos a su imagen y semejanza, entonces, ¿cómo es Él?
 
«Mi aspecto era repugnante, y mi estatura, gigantesca. ¿Qué significaba aquello? ¿Quién era yo? ¿Qué era yo? ¿De dónde venía? ¿Cuál era mi destino?»
 
Sin duda fue una novela que disfruté mucho, paladeé cada una de las palabras y había párrafos que me estremecían o que me invitaban a reflexionar. Finalmente, cabe mencionar que otro aspecto que me agradó, fue que mi edición incluía una introducción que Mary Shelley hizo para la edición de 1831, en la que aborda su relación con las letras desde su más tierna infancia y cómo fue que surgió la idea de hacer esta historia, la cual luego de ser publicada cosechó mucho éxito, también comenta que más adelante hizo alguna que otra modificación de estilo, pero sin alterar la esencia o el núcleo central de la novela. Me parece muy valioso cómo habla de su proceso creativo y de que Frankenstein es una obra completamente suya, si bien su esposo la animó a escribir, cada línea, idea y pensamiento son suyos, de Mary Shelley.
No me queda más que agregar que es un libro que vale mucho la pena y que les recomiendo encarecidamente que lo lean.
 
FICHA: SHELLEY, Mary, Frankenstein, con la introducción de la autora para la edición de 1831, traducción de José C. Vales y una introducción suya, Ciudad de México: Austral, 2017, pp. 294.
 
¿Lo han leído? ¿Qué les pareció?
Gracias por leer <3

1 comentario:

  1. ¡Hola! Es de los clásicos por los que siento menos interés. No creo que llegase a disfrutarlo así que, aunque en el fondo me gustaría darle una oportunidad, por el momento prefiero no hacerlo. Un besote :)

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