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lunes, 22 de junio de 2020

Reseña: Mujercitas, de Louisa May Alcott

¡Hola, mis queridos lectores!
¿Cómo están? ¿Qué tal les va? Por mí parte les cuento que el semestre ya acabó, así que mis vacaciones han comenzado y espero escribir mucho contenido, ya que las últimas semanas fueron de trabajo intenso y no me daba un respiro para pasarme por acá je, je. Pero, bueno, dejando eso de lado, en esta ocasión les traigo la reseña del segundo libro que he terminado durante la cuarentena. ^^

Mi edición de Mujercitas, de la autora estadounidense Louisa May Alcott, se compone de dos partes, las cuales corresponden a la primera novela publicada con el mismo nombre (Little Women) en 1868 y a su continuación, Buenas esposas (Good Wives), que salió a la luz en 1869, tan sólo un año después y todo gracias al éxito que tuvo su antecesora, pues el público lector ansiaba saber más sobre las protagonistas. De hecho, hay otras dos obras que reflejan la popularidad de la creación de Alcott: Hombrecitos (Little Men, 1871) y Los muchachos de Jo (Jo’s Boys, 1886).
         Este clásico nos cuenta la historia de las hermanas March: Meg, Jo, Beth y Amy, quienes durante la primera parte son casi unas niñas y están lidiando con la ausencia de su padre, pues está lejos debido a la guerra (la trama se desarrolla durante la Guerra Civil de los Estados Unidos), pero ante ellas se presenta un año de crecimiento que las hará enfrentarse a sus defectos y crecer como personas de bien, a lo largo de esa temporada se harán amigas de Laurie, su joven vecino, y del abuelo de éste. La segunda parte, por otro lado, nos presenta a las mismas hermanas, sólo que cuatro años después y, tal como alude el título original de esta continuación (Buenas esposas), se abordarán los temas del matrimonio y la soltería, pero sobre todo del amor.

         En la primera parte, desde el inicio ya se comienza a conocer a las cuatro hermanas, en una escena sencilla y superflua, sus palabras y acciones pronto revelan el carácter de cada una, el cual resulta un tanto plano, al sólo exaltar ciertas cualidades. Conforme avanza la obra esa caracterización se va desarrollando y la evolución de los personajes es perceptible al final, sin embargo, es en la segunda parte donde realmente se ve un gran crecimiento en cada uno de los personajes, en los últimos capítulos de la novela es notable la transformación que sufrió cada una de las hermanas; aunque quizá el personaje de Beth sea el que menos cambios tuvo, pero su situación también es distinta de las demás, por lo que, quizá, su presencia pretendía resaltar la bondad, la pureza y la beatitud, la cual no está exenta de padecimientos para alcanzar el culmen de la felicidad.
         De acuerdo con lo anterior, cabe mencionar que al principio del libro las hermanas no están teniendo las fiestas navideñas que esperaban, su padre está lejos y hay poco dinero, para colmo, reciben una carta en la que su papá les dice que a su regreso espera estar orgulloso de sus “mujercitas”. Ellas no se sienten merecedoras de ser llamadas así, ya que saben que tienen muchos defectos, por lo que su madre les recuerda que antes les gustaba jugar a El progreso del peregrino, que habla sobre el largo camino que hay que recorrer con pesadas cargas para conseguir la felicidad. Su madre les dice que a partir de ese momento ya no será sólo un juego, sino que todas serán unas peregrinas que tendrán que descubrir cuál es la carga de cada una y cómo conseguir sortear todos los obstáculos que se les ponen en el camino hasta llegar al paraíso. Así que las hermanas reciben en Navidad una guía que las ayudará en su travesía.
         De esta manera toda la primera parte alude con énfasis a ese peregrinaje, cada hermana tiene que superar una prueba personal y recibir una lección al respecto de la que debe aprender, esto les ayuda a enfrentarse a sus defectos y reflexionar sobre ellos; el defecto de Meg es la vanidad, el de Jo, la furia explosiva, el de Beth, la timidez, y el de Amy, el orgullo. Desde luego, se trata de un aprendizaje constante, de ahí que en determinado momento demuestren y comparten lo aprendido para posteriormente revelar sus ansias por mejorar. Y, a pesar de que dejan de ser constantes y lo pagan caro, se reafirman en seguir su progreso espiritual. El salto en el tiempo de cuatro años a la segunda parte nos presenta unos personajes que todavía tienen mucho que aprender y mejorar en su carácter.


«–El dinero es bueno y útil, Jo. Espero que a mis hijas no les falte ni que las tiente tener demasiado. […] No quiero una fortuna espléndida, una buena posición ni un nombre famoso para mis hijas. Si la clase y el dinero acompañan al amor y la virtud, los aceptaría agradecida y me alegraría por vuestra buena suerte. Pero sé por experiencia que la felicidad real vive en una casita donde se gana el sustento de cada día y algunas privaciones hacen que los placeres sean más agradables.»

         Otro aspecto que destaca en la novela es el contraste entre la pobreza y la riqueza. Se suele mencionar la abundancia de la que gozaba la familia March en el pasado, cuando Meg y Jo eran pequeñas, y se compara con las carencias del presente, que es menester decir que no se trata de una precariedad económica tan extrema como la que viven otros, pues su madre y ellas siempre están dispuestas a ayudar a los desamparados y menos favorecidos, acto por el que son recompensadas. La dicotomía pobreza/riqueza está presente en todo el libro, y no ya sólo la referente a los bienes materiales, sino también a la que alude al espíritu. De hecho, a lo largo de los capítulos se habla del padre celestial y de la importancia de llevar una vida virtuosa que ayude a alcanzar el paraíso. Resulta interesante cuando en un capítulo –el cual tiene un halo un tanto profético– las hermanas expresan su deseo de conseguir una vida pacífica y de entrar al cielo, a la vez que externan sus fantasías mundanas de ambición, fama y riqueza; excepto Beth, quien, como ya decía con anterioridad, representa lo puro y lo etéreo, parece un ángel.
         El decoro también es un aspecto relevante, es decir, la manera en la que deben comportarse y actuar de acuerdo con su posición social, aunque sí es cierto que, pese a hacer énfasis en eso, valores como rectitud, modestia, humildad, honestidad, entre otros, tienen más peso y cada que se puede, se hace hincapié en esto, más allá de guardar los protocolos. Y me parece importante señalar lo que su madre –a quien en el original llaman “Marmee”– espera de sus hijas como mujeres, que sean fieles a sí mismas y que prefieran una vida humilde, pero llena de amor y honestidad, a una lujosa en la que predominen las frivolidades y la falta de cariño, que procuren regirse por los valores que mencionaba antes y tratar de ser mejores cada día. Marmee también les hace ver sus errores, las aconseja cuando es necesario y las alienta a conseguir lo que sus corazones desean.


«–Quiero que mis hijas sean guapas, educadas y buenas. Quiero que las admiren, las quieran y las respeten, que tengan una juventud feliz, que se casen bien y con sensatez, que tengan vidas de provecho y felices, con tan pocas penurias y tristeza como Dios quiera.»

         Ahora bien, hay por allí otro personaje que merece su párrafo aparte: Laurie. Él es el nuevo vecino, todo un enigma al principio, pero que pronto se convierte en un amigo inseparable de la familia March, sobre todo de Jo, quien siempre está a su lado; junto a las chicas, él es el otro constante en la novela. La vida de Laurie difiere de la de las hermanas, pero se puede advertir en toda la historia la gran influencia que tuvieron ellas en sus decisiones. Por otro lado, el personaje de Laurie también muestra cómo se contraponen los deseos propios a lo que quieren los demás, en este caso los de su abuelo, además de las expectativas que se tienen sobre alguien. La evolución de Laurie tiene mucho que ver con la presencia de las hermanas March, debo decir que en su momento yo quería cierto destino para él, pero ahora me doy cuenta que las decisión de uno de los personajes siempre fue la correcta.
         En cuanto a la segunda parte, como ya decía antes, se sitúa cuatro años después del final de la primera y gira en torno al matrimonio, la soltería, el amor y la amistad, y se sigue haciendo hincapié en los valores y en cómo debe ser una mujer. Las mujeres que aparecen aquí son diversas en sus formas de pensar y actuar, sin importar a qué se sientan más inclinadas o cuáles sean sus prioridades, se guían por lo que les dicta su corazón y eligen por sí mismas, aceptando los consejos cuando son para su provecho y, si bien se habla mucho sobre su destino como esposas o madres, no por eso olvidan quiénes son ellas y cuál es su esencia. Desde luego, todo dentro del marco de ser una mejor persona. Además, en esta continuación los personajes son más complejos y siguen aprendiendo. En lo personal, creo que me gustó un poco más esta segunda parte, aunque la primera también me encanta.
         Ya estoy por terminar la reseña y no sé cómo es que no les he hablado más de sus protagonistas: Meg, quien siempre se siente atraída por los lujos y cuya vanidad le hace desear aquello que no tiene, mas no por eso dejar de aprender y valorar lo que más importa; la fascinación por los libros y la escritura acompañan a Jo página tras página, su deseo por ser reconocida y sus ansias por darles lo mejor a sus seres queridos la caracterizan, gracias a su afición literaria en la novela hay grandes pasajes dedicados a la literatura y a los lectores, además su renuencia a ser la típica esposa o encajar en un determinado molde me encantan; Amy, por su parte, ama la pintura y sabe muy bien lo que quiere en la vida, pese a ser orgullosa y pecar de soberbia de vez en cuando, su alma es generosa; finalmente, Beth es feliz tocando el piano, cuidando de sus muñecas y gozando con su familia.


«Rechazar todos los regalos que nos brinda la vida porque no nos da el que queremos es una mezquindad.»

         Cuando era chiquita –por ahí de los noventa– mi mamá me leía una versión infantil de la primera parte y me encantaba –al igual que la película animada de los 80 que veía una y otra vez, la cual recuerdo vagamente–, no había día que no le pidiera que me lo leyera, hasta que desapareció misteriosamente; años después me regalaron una edición ilustrada que sólo traía la primera parte y de la que recuerdo leer sólo fragmentos, pero de eso hace mucho. Cada que tengo que mencionar los libros que me han marcado o que son mis favoritos de toda la vida, es ineludible que mencione Mujercitas, ya que le tengo cariño, pero, honestamente, la historia la tengo fresca en la memoria gracias a las adaptaciones que hay, de las que la película de los 90, en la que Winona Ryder interpreta a Jo, es mi favorita. Ahora, gracias al estreno de la nueva película dirigida por Greta Gerwig y a que mi madre me regalara el libro en una preciosa edición, lo leí, completo por primera vez, y vaya que me ha sorprendido la experiencia. No esperaba encontrar una novela tan moralista, pero aun así la he disfrutado, si bien había momentos en que se me hacía un tanto lenta y repetitiva, no por eso me ha gustado menos.
         Finalmente, Mujercitas es la historia de cuatro hermanas a las que vemos crecer y moverse en diferentes espacios cotidianos, ya sea rompiendo esquemas de una manera drástica o una más sutil, como se puede apreciar en su forma de pensar y en sus decisiones. Gracias a sus gustos o inclinaciones hay pasajes sobre literatura, arte o fiestas que hablan de la época en la que se publicó. Por otro lado, si hay algo que se debería de destacar por encima de todo lo demás, es la constante llamada de atención que se hace de los valores, las virtudes y el crecimiento espiritual. Como último añadido, la edición está ilustrada por Giselfust y le da un toque cálido y ameno a la lectura, cada ilustración es delicada y se siente muy hogareña, como si realmente nos sumergiéramos en la comodidad de la vida de las hermanas March.
         Mujercitas es un clásico que me cautivó en la infancia y ahora también, tal vez de distintas maneras, pero me alegra saber que ha permanecido y permanecerá en mi corazón.

FICHA: ALCOTT, Louisa May, Mujercitas, edición revisada y actualizada, con ilustraciones de Giselfust, traducción de Sara Alonso, España: Editorial Alma, 2019 pp. 494 (Alma Clásicos Ilustrados).

¿Ya lo leyeron?
¿Han visto alguna de las películas?
Gracias por leer <3

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Lo tengo en casa desde hace años pero por el momento no me he animado a leerlo y no es por falta de ganas. Un besote :)

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    1. Cuando te animes a leerlo ¡ojalá lo disfrutes mucho!
      Un abrazo <3

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  2. ¡Hola! ^^
    Yo leí este libro hace algunos años. Es un libro por el que sentía curiosidad desde hace bastante tiempo, y aunque me gustó, debido a la fama que tiene quizá esperaba algo más. Además, está contado de una forma demasiado moralista, y también se pasa con el sentimentalismo. Quizá por eso mi personaje favorito es Jo, porque es la más rebelde e incorformista de las cuatro hermanas. Se aleja de ese perfil de mujer ideal de la época, y por eso me parece el personaje más interesante de todos. A pesar de todo reconozco que es un clásico que tiene su encanto, y merece la pena leerlo, aunque sea una vez.
    Besos!

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    1. ¡Hola, Mary!
      Coincido con tu opinión sobre Jo y también es de los personajes que más me gustan. A mí toda esa carga moralista igual y no me hubiera cansado tanto en la lectura si no se repitiera cada dos por tres.
      Y sí, merece ser leída aunque sea una vez en la vida.
      Un abrazo <3

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