¡Hola, mis queridos lectores!
¿Cómo están? ¿Qué tal les va? Por mí parte
les cuento que el semestre ya acabó, así que mis vacaciones han comenzado y
espero escribir mucho contenido, ya que las últimas semanas fueron de trabajo intenso
y no me daba un respiro para pasarme por acá je, je. Pero, bueno, dejando eso
de lado, en esta ocasión les traigo la reseña del segundo libro que he terminado
durante la cuarentena. ^^
Mi edición de Mujercitas, de la autora estadounidense Louisa May Alcott, se compone de dos partes, las
cuales corresponden a la primera novela publicada con el mismo nombre (Little
Women) en 1868 y a su continuación, Buenas esposas (Good Wives),
que salió a la luz en 1869, tan sólo un año después y todo gracias al éxito que
tuvo su antecesora, pues el público lector ansiaba saber más sobre las
protagonistas. De hecho, hay otras dos obras que reflejan la popularidad de la
creación de Alcott: Hombrecitos (Little Men, 1871) y Los
muchachos de Jo (Jo’s Boys, 1886).
Este
clásico nos cuenta la historia de las hermanas March: Meg, Jo, Beth y Amy,
quienes durante la primera parte son casi unas niñas y están lidiando con la
ausencia de su padre, pues está lejos debido a la guerra (la trama se desarrolla
durante la Guerra Civil de los Estados Unidos), pero ante ellas se presenta un
año de crecimiento que las hará enfrentarse a sus defectos y crecer como
personas de bien, a lo largo de esa temporada se harán amigas de Laurie, su
joven vecino, y del abuelo de éste. La segunda parte, por otro lado, nos
presenta a las mismas hermanas, sólo que cuatro años después y, tal como alude
el título original de esta continuación (Buenas esposas), se abordarán los
temas del matrimonio y la soltería, pero sobre todo del amor.
En
la primera parte, desde el inicio ya se comienza a conocer a las cuatro
hermanas, en una escena sencilla y superflua, sus palabras y acciones pronto
revelan el carácter de cada una, el cual resulta un tanto plano, al sólo
exaltar ciertas cualidades. Conforme avanza la obra esa caracterización se va desarrollando
y la evolución de los personajes es perceptible al final, sin embargo, es en la
segunda parte donde realmente se ve un gran crecimiento en cada uno de los
personajes, en los últimos capítulos de la novela es notable la transformación que
sufrió cada una de las hermanas; aunque quizá el personaje de Beth sea el que
menos cambios tuvo, pero su situación también es distinta de las demás, por lo
que, quizá, su presencia pretendía resaltar la bondad, la pureza y la beatitud,
la cual no está exenta de padecimientos para alcanzar el culmen de la felicidad.
De
acuerdo con lo anterior, cabe mencionar que al principio del libro las hermanas
no están teniendo las fiestas navideñas que esperaban, su padre está lejos y
hay poco dinero, para colmo, reciben una carta en la que su papá les dice que a
su regreso espera estar orgulloso de sus “mujercitas”. Ellas no se sienten
merecedoras de ser llamadas así, ya que saben que tienen muchos defectos, por
lo que su madre les recuerda que antes les gustaba jugar a El progreso del
peregrino, que habla sobre el largo camino que hay que recorrer con pesadas
cargas para conseguir la felicidad. Su madre les dice que a partir de ese
momento ya no será sólo un juego, sino que todas serán unas peregrinas que
tendrán que descubrir cuál es la carga de cada una y cómo conseguir sortear
todos los obstáculos que se les ponen en el camino hasta llegar al paraíso. Así
que las hermanas reciben en Navidad una guía que las ayudará en su travesía.
De
esta manera toda la primera parte alude con énfasis a ese peregrinaje, cada
hermana tiene que superar una prueba personal y recibir una lección al respecto
de la que debe aprender, esto les ayuda a enfrentarse a sus defectos y
reflexionar sobre ellos; el defecto de Meg es la vanidad, el de Jo, la furia
explosiva, el de Beth, la timidez, y el de Amy, el orgullo. Desde luego, se
trata de un aprendizaje constante, de ahí que en determinado momento demuestren
y comparten lo aprendido para posteriormente revelar sus ansias por mejorar. Y,
a pesar de que dejan de ser constantes y lo pagan caro, se reafirman en seguir
su progreso espiritual. El salto en el tiempo de cuatro años a la segunda parte
nos presenta unos personajes que todavía tienen mucho que aprender y mejorar en
su carácter.
«–El dinero es bueno y útil, Jo. Espero que a mis hijas no les falte ni que las tiente tener demasiado. […] No quiero una fortuna espléndida, una buena posición ni un nombre famoso para mis hijas. Si la clase y el dinero acompañan al amor y la virtud, los aceptaría agradecida y me alegraría por vuestra buena suerte. Pero sé por experiencia que la felicidad real vive en una casita donde se gana el sustento de cada día y algunas privaciones hacen que los placeres sean más agradables.»
Otro
aspecto que destaca en la novela es el contraste entre la pobreza y la riqueza.
Se suele mencionar la abundancia de la que gozaba la familia March en el
pasado, cuando Meg y Jo eran pequeñas, y se compara con las carencias del
presente, que es menester decir que no se trata de una precariedad económica
tan extrema como la que viven otros, pues su madre y ellas siempre están
dispuestas a ayudar a los desamparados y menos favorecidos, acto por el que son
recompensadas. La dicotomía pobreza/riqueza está presente en todo el libro, y
no ya sólo la referente a los bienes materiales, sino también a la que alude al
espíritu. De hecho, a lo largo de los capítulos se habla del padre celestial y
de la importancia de llevar una vida virtuosa que ayude a alcanzar el paraíso.
Resulta interesante cuando en un capítulo –el cual tiene un halo un tanto
profético– las hermanas expresan su deseo de conseguir una vida pacífica y de
entrar al cielo, a la vez que externan sus fantasías mundanas de ambición, fama
y riqueza; excepto Beth, quien, como ya decía con anterioridad, representa lo
puro y lo etéreo, parece un ángel.
El
decoro también es un aspecto relevante, es decir, la manera en la que deben
comportarse y actuar de acuerdo con su posición social, aunque sí es cierto que,
pese a hacer énfasis en eso, valores como rectitud, modestia, humildad,
honestidad, entre otros, tienen más peso y cada que se puede, se hace hincapié
en esto, más allá de guardar los protocolos. Y me parece importante señalar lo
que su madre –a quien en el original llaman “Marmee”– espera de sus hijas como
mujeres, que sean fieles a sí mismas y que prefieran una vida humilde, pero llena
de amor y honestidad, a una lujosa en la que predominen las frivolidades y la
falta de cariño, que procuren regirse por los valores que mencionaba antes y tratar
de ser mejores cada día. Marmee también les hace ver sus errores, las aconseja
cuando es necesario y las alienta a conseguir lo que sus corazones desean.
«–Quiero que mis hijas sean guapas, educadas y buenas. Quiero que las admiren, las quieran y las respeten, que tengan una juventud feliz, que se casen bien y con sensatez, que tengan vidas de provecho y felices, con tan pocas penurias y tristeza como Dios quiera.»
Ahora
bien, hay por allí otro personaje que merece su párrafo aparte: Laurie. Él es
el nuevo vecino, todo un enigma al principio, pero que pronto se convierte en
un amigo inseparable de la familia March, sobre todo de Jo, quien siempre está
a su lado; junto a las chicas, él es el otro constante en la novela. La vida de
Laurie difiere de la de las hermanas, pero se puede advertir en toda la
historia la gran influencia que tuvieron ellas en sus decisiones. Por otro
lado, el personaje de Laurie también muestra cómo se contraponen los deseos
propios a lo que quieren los demás, en este caso los de su abuelo, además de
las expectativas que se tienen sobre alguien. La evolución de Laurie tiene
mucho que ver con la presencia de las hermanas March, debo decir que en su
momento yo quería cierto destino para él, pero ahora me doy cuenta que las decisión
de uno de los personajes siempre fue la correcta.
En
cuanto a la segunda parte, como ya decía antes, se sitúa cuatro años después
del final de la primera y gira en torno al matrimonio, la soltería, el amor y
la amistad, y se sigue haciendo hincapié en los valores y en cómo debe ser una
mujer. Las mujeres que aparecen aquí son diversas en sus formas de pensar y
actuar, sin importar a qué se sientan más inclinadas o cuáles sean sus prioridades,
se guían por lo que les dicta su corazón y eligen por sí mismas, aceptando los
consejos cuando son para su provecho y, si bien se habla mucho sobre su destino
como esposas o madres, no por eso olvidan quiénes son ellas y cuál es su
esencia. Desde luego, todo dentro del marco de ser una mejor persona. Además, en
esta continuación los personajes son más complejos y siguen aprendiendo. En lo
personal, creo que me gustó un poco más esta segunda parte, aunque la primera
también me encanta.
Ya
estoy por terminar la reseña y no sé cómo es que no les he hablado más de sus
protagonistas: Meg, quien siempre se siente atraída por los lujos y cuya
vanidad le hace desear aquello que no tiene, mas no por eso dejar de aprender y
valorar lo que más importa; la fascinación por los libros y la escritura
acompañan a Jo página tras página, su deseo por ser reconocida y sus ansias por
darles lo mejor a sus seres queridos la caracterizan, gracias a su afición
literaria en la novela hay grandes pasajes dedicados a la literatura y a los
lectores, además su renuencia a ser la típica esposa o encajar en un determinado
molde me encantan; Amy, por su parte, ama la pintura y sabe muy bien lo que
quiere en la vida, pese a ser orgullosa y pecar de soberbia de vez en cuando, su
alma es generosa; finalmente, Beth es feliz tocando el piano, cuidando de sus
muñecas y gozando con su familia.
«Rechazar todos los regalos que nos brinda la vida porque no nos da el que queremos es una mezquindad.»
Cuando
era chiquita –por ahí de los noventa– mi mamá me leía una versión infantil de
la primera parte y me encantaba –al igual que la película animada de los 80 que
veía una y otra vez, la cual recuerdo vagamente–, no había día que no le
pidiera que me lo leyera, hasta que desapareció misteriosamente; años después
me regalaron una edición ilustrada que sólo traía la primera parte y de la que
recuerdo leer sólo fragmentos, pero de eso hace mucho. Cada que tengo que
mencionar los libros que me han marcado o que son mis favoritos de toda la
vida, es ineludible que mencione Mujercitas, ya que le tengo cariño, pero,
honestamente, la historia la tengo fresca en la memoria gracias a las
adaptaciones que hay, de las que la película de los 90, en la que Winona Ryder
interpreta a Jo, es mi favorita. Ahora, gracias al estreno de la nueva película
dirigida por Greta Gerwig y a que mi madre me regalara el libro en una preciosa
edición, lo leí, completo por primera vez, y vaya que me ha sorprendido la
experiencia. No esperaba encontrar una novela tan moralista, pero aun así la he
disfrutado, si bien había momentos en que se me hacía un tanto lenta y repetitiva,
no por eso me ha gustado menos.
Finalmente,
Mujercitas es la historia de cuatro hermanas a las que vemos crecer y
moverse en diferentes espacios cotidianos, ya sea rompiendo esquemas de una
manera drástica o una más sutil, como se puede apreciar en su forma de pensar y
en sus decisiones. Gracias a sus gustos o inclinaciones hay pasajes sobre
literatura, arte o fiestas que hablan de la época en la que se publicó. Por
otro lado, si hay algo que se debería de destacar por encima de todo lo demás,
es la constante llamada de atención que se hace de los valores, las virtudes y
el crecimiento espiritual. Como último añadido, la edición está ilustrada por
Giselfust y le da un toque cálido y ameno a la lectura, cada ilustración es
delicada y se siente muy hogareña, como si realmente nos sumergiéramos en la
comodidad de la vida de las hermanas March.
Mujercitas
es un clásico que me cautivó en la infancia y ahora también, tal vez de
distintas maneras, pero me alegra saber que ha permanecido y permanecerá en mi
corazón.
FICHA: ALCOTT, Louisa
May, Mujercitas, edición revisada y actualizada, con ilustraciones de
Giselfust, traducción de Sara Alonso, España: Editorial Alma, 2019 pp. 494
(Alma Clásicos Ilustrados).
¿Ya lo
leyeron?
¿Han visto
alguna de las películas?
Gracias por
leer <3
¡Hola! Lo tengo en casa desde hace años pero por el momento no me he animado a leerlo y no es por falta de ganas. Un besote :)
ResponderEliminarCuando te animes a leerlo ¡ojalá lo disfrutes mucho!
EliminarUn abrazo <3
¡Hola! ^^
ResponderEliminarYo leí este libro hace algunos años. Es un libro por el que sentía curiosidad desde hace bastante tiempo, y aunque me gustó, debido a la fama que tiene quizá esperaba algo más. Además, está contado de una forma demasiado moralista, y también se pasa con el sentimentalismo. Quizá por eso mi personaje favorito es Jo, porque es la más rebelde e incorformista de las cuatro hermanas. Se aleja de ese perfil de mujer ideal de la época, y por eso me parece el personaje más interesante de todos. A pesar de todo reconozco que es un clásico que tiene su encanto, y merece la pena leerlo, aunque sea una vez.
Besos!
¡Hola, Mary!
EliminarCoincido con tu opinión sobre Jo y también es de los personajes que más me gustan. A mí toda esa carga moralista igual y no me hubiera cansado tanto en la lectura si no se repitiera cada dos por tres.
Y sí, merece ser leída aunque sea una vez en la vida.
Un abrazo <3