Reseña: Olvidado rey Gudú, Ana María Matute

¡Hola, mis queridos lectores!

Hoy les traigo la reseña del primer libro que concluí este 2018, yo sé que ya estamos a medio año, pero no importa, confío en que para el mes entrante ya me habré puesto al corriente con las reseñas pendientes e iré al día –¡ojalá!, crucen los dedos o hagan apuestas xD–. ¡Comencemos!

La novela de la que les voy a hablar hoy la conocí hace años, una colega estaba haciendo su tesis de Olvidado rey Gudú (1996) de Ana María Matute y en cierta ocasión nos contó de qué iba el libro con mucho entusiasmo, la historia sonaba genial y me dije que en algún momento me haría un hueco para leerla. En el remate del año pasado logré comprar el libro a un buen precio y entre una cosa y otra lo dejé haciendo polvo en el librero, hasta que en diciembre decidí que sería mi última lectura de 2017, pero no lo terminé, me tomé mi tiempo y se convirtió en mi primer libro de 2018, y debo decir que hasta el momento es mi favorito de lo que va del año, todavía no llega el libro que lo desbanque y me sorprenderé mucho si sucede.

         En pocas palabras, Olvidado rey Gudú cuenta la historia del reino de Olar y de la dinastía que lo gobernó, me cuesta dar una sinopsis más completa sin caer en spoilers, pero les puedo decir que al principio se muestra el surgimiento de Olar y cómo fue que con Volodioso el reino fue tomando forma y la monarquía adquirió el poder absoluto, durante su reinado se conquistan las tierras del sur y la prosperidad llega al reino; pero ese evento trajo consigo sangre y muerte y una pequeña, cuya familia murió peleando para defender lo suyo, jura vengarse del rey Volodioso. Esta niña se llama Ardid, quien con la ayuda de un hechicero y un trasgo, llevara a cabo su cometido. La mayor parte de la novela tiene lugar cuando estos personajes entran en escena.
       

En sus más de novecientas páginas la autora muestra el surgimiento y la expansión de Olar, su situación política, económica y social, la prosperidad y la decadencia. La historia abarca varias décadas y en ese lapso de años se puede ver la transformación de Olar, desde sus inicios como el pequeño territorio de un súbdito que fue recompensado por su monarca, hasta convertirse en un reino autónomo que se consolidó con la anexión de tierras, el comercio y la fuerza militar, esto último fue el pilar del reinado de Gudú. A lo largo de la novela se ve la evolución del reino y también se aprecia las preocupaciones, motivaciones y objetivos de los distintos reyes. Los monarcas que aparecen aquí son distintos entre sí y su visión sobre cómo se debe ejercer el poder y cómo se debe gobernar fue diferente, y no sólo su visión de ellos, sino la de quienes los rodean es interesante de leer, ver los matices y las diferentes perspectivas, también me gustó ver cómo se instaura la monarquía y cómo después se legitima la dinastía. Aparte, hay cierta reina que tiene una fuerte presencia en la novela y cuyas decisiones tienen grandes repercusiones.

«”Hijo mío –le habló alguna vez, cuando, a solas, galopaban por los alrededores de la ciudad–, es bueno para un Rey aparecer justo y magnánimo, y hasta perdonar los agravios: pero he dicho parecer, no ser. Así que, atiende a esto: en la vida de un Rey, ocasiones hay para llevar a cabo todas estas cosas, pero recuerda que sobre todas estas cualidades hay otra mayor a la cual deben doblegarse las antedichas: el don de la oportunidad. Ser justo, magnánimo o noble a destiempo, es el peor de los males que puedes infligir al Reino y a ti mismo, pues tan sutiles y delicadas armas deben usarse con gran tiento y mesura.”»

         La política y el poder son temas relevantes, por un lado, la autora se encarga de mostrarnos las intrigas de la corte y los conflictos o alianzas con los reinos vecinos (las tierras de las Estepas –cuya gente se parece a los Dothraki de Juego de tronos–, las del Sur, el país de los Desfiladeros, la Isla de Leonia, por mencionar algunos); por otro, muestra lo que piensa la gente de abajo, los olvidados que padecen las consecuencias de las decisiones de quienes tienen el poder. Matute también retrata la sed de venganza, el reclamo y la rebelión.

         Otros temas que también cobran mucha importancia son la memoria y el olvido, ambos muy presentes durante toda la historia y altamente significativos, constantemente los personajes olvidan cosas que prometieron no olvidar o recuerdan el pasado cuando este ya está perdido y es imposible recuperarlo, la nostalgia por lo que fue se percibe en varios momentos. Además, cabe mencionar que sobre el rey Gudú pesa una especie de maldición, el día en el que él derrame una lágrima, será el último día de Olar, todos aquellos que alguna vez lo conocieron, todos los lugares que sus huellas hayan pisado serán olvidados, como si nunca hubieran existido; paradójicamente, Gudú piensa en la posteridad, quiere ser recordado y que su nombre y el de Olar queden impresos en la Historia.

«¡Ay, la memoria, la maldita y amada memoria…! Ardid revivía en unos instantes todo el olor, el color, el sonido que acompañaron los días de su vida… “Y qué cosas tan misteriosas son la vida y la memoria”, se dijo.»

«–La Historia es la única forma de sobrevivir en la memoria de las gentes, madre; la única forma de salvarse del olvido.»

         Ahora bien, como ya mencioné, la novela es extensa y abarca un amplio periodo de años, por lo que un gran número de personajes se dan cita en esta obra. Y sí, hay muchas muertes, puedo decirles que las primeras no me afectaron tanto, pero después cada una se fue haciendo más dolora que la anterior, al principio sólo era un nudo en la garganta, una lagrimita solitaria que se deslizaba por mi mejilla, pero para el final yo ya era un mar de lágrimas con el corazón destrozado. Todos los personajes tienen algo que aportar, así sea que aparezcan momentáneamente o su presencia sea  más duradera. Además, Matute maneja muy bien la caracterización y el desarrollo de los personajes, eso sin mencionar que sabe cómo plasmar la naturaleza humana en todas sus facetas. Confieso que les agarré mucho cariño a varios de los personajes, incluso Ardid, con quien no simpaticé la mayor parte del tiempo, se ganó un lugar en mi corazón. En cuanto a los nombres de los personajes, la onomástica que eligió la autora es particular y en muchos casos significativa: Ardid, Volodioso, Almíbar, Dolinda, Gudú, Princesa Tontina, Predilecto, Amor, Contrahecho, Raigo y Raiga, entre otros.

         Por otra parte, la ambientación es medieval en la que hay criaturas fantásticas –aunque estas procuran no tener contacto con los humanos para no contaminarse– y magia. Los cuentos de hadas también tienen un lugar aquí, la autora los introduce de una manera creativa e ingeniosa que en vez de discordar y parecer fuera de lugar, su intromisión encaja perfectamente con la historia. Otro aspecto que me gustaría destacar es el uso de frases o palabras, en boca de aquellos que están más en contacto con lo fantástico, que por su simplicidad entrañan algo profundo, por ejemplo: la Muerte Más Hermosa, la Historia de Todos los Niños o jugar a No Volver Nunca. El Árbol de los Juegos es otro elemento que me gustó mucho, este árbol ilustra la infancia y la inocencia, hay un personaje muy relacionado con él que especialmente refleja a la perfección el cambio de la niñez a la etapa adulta, cambio que se aborda de una manera hermosa y dolorosa al mismo tiempo.    

          La novela se divide en cuatro partes, cada una con sus respectivos capítulos, se incluye un mapa y un árbol con la dinastía de Olar. El narrador es en tercera persona, tiene conocimiento pleno de lo que sucede y tiende a acompañar a varios de los personajes, por lo que no sólo tenemos un plano general, sino también diferentes perspectivas. El narrador suele adelantarse a los hechos y contarte lo que va  suceder, para inmediatamente narrarte detenidamente cómo es que ocurre lo que te ha anticipado, con el pasar de las páginas ese hecho que ha sido anunciado se posterga demasiado y el ínterin dura más, lo que causa expectación en el cómo se desarrollan los eventos para saber cómo se da eso que el lector ya conoce. La pluma de la autora me gustó mucho, la encontré cautivadora y logra sumergirte en la lectura, pero considero que no es de esos libros para leerse rápido, sino para degustarse, hay espacio para la reflexión y para una mirada atenta, además del deleite que provoca la narración misma y el entretenimiento propio de la lectura. Y la manera que tiene de transmitirte el deseo, el odio, el amor, la ilusión, la tristeza, la decepción, el rencor, etc., es notable y digno de recalcar.

«Y se amaron de tal forma, que en mucho tiempo –antes y después de ellos; y en tierras aún muy lejanas a las suyas, o en siglos remotos, a ambas orillas del tiempo– no llegarían a amarse igual dos criaturas humanas.»

         Olvidado rey Gudú de Ana María Matute es tanto la historia de un reino como una saga familiar, una multitud de personajes habitan entre sus páginas, las criaturas fantásticas y los cuentos de hadas tienen cabida aquí; mientras que la naturaleza humana y la Historia del mundo están plasmadas capítulo tras capítulo; en tanto que lo maravilloso y fabuloso se combinan con la cruda realidad y dan forma a una narración cautivadora que atrapa al lector.

         Finalmente, Olvidado rey Gudú es una novela que amé, si bien es cierto que las primeras cien hojas se me hicieron cuesta arriba, una vez que me metí en la trama, fue imposible no engancharme con la historia. Este es un libro que recomiendo ampliamente, una joya de la literatura a la que deberían darle una oportunidad.

5 estrellitas bien merecidas.

FICHA: MATUTE, Ana María, Olvidado rey Gudú, México: Booket, 2015, pp. 948.

¿Qué opinan? ¿Ya lo conocían? ¿Lo leerían?

Gracias por leer <3

Nota: Este libro lo anoto en el reto de Seres Fantásticos en la categoría de “opción libre”, la criatura que elijo es el Trasgo.