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jueves, 28 de julio de 2022

Reseña: Un mar sin estrellas, de Erin Morgenstern

¡Hola a todos!

¿Cómo están? ¿Qué tal les va? Yo ando por aquí dando señales de vida en el blog y qué mejor manera que con la reseña de un libro que disfruté bastante, el cual presenta una metáfora que nos recuerda que somos tanto protagonistas como secundarios, todo depende de la perspectiva. ¡Vamos con la reseña!

 
«Todos somos polvo de estrellas y relatos».
Un mar sin estrellas, de Erin Morgenstern.
 
El libro del que les quiero hablar hoy se trata de uno lleno de historias, o más bien, una historia con muchas historias. ¿Suena enredado? Algo sí, pero es que no encuentro una mejor manera de definir esta novela, pues desde que la abres y comienzas a leer la primera página, ya sabes que estás ante algo inusual, o no tanto, pero sí que te va a cautivar conforme vayas avanzando, ¡y de qué manera! No por nada es la única obra que, en lo que va del año, le he dado una puntuación de cinco estrellas, y bien merecidas cada una de ellas. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo.
         Un mar sin estrellas (The Starless Sea, 2019), de Erin Morgenstern, está conformado por seis secciones denominadas “libros”, cinco interludios y un epílogo. Cada libro integra historias que se podrían considerar independientes, pero sólo en apariencia, pues pronto uno se percata de que están conectadas de alguna forma; sin embargo, sí que hay una única historia que se sigue de manera lineal, y es la correspondiente a la de un joven llamado Zachary Ezra Rawlings, un amante de la lectura y estudiante de posgrado que analiza los Nuevos Medios de Comunicación, en específico, sus estudios se enfocan en el diseño de los videojuegos con orientación en psicología y cuestiones de género. ¿Casualidad? No lo creo.
 
«Tras algunas páginas la historia cambia de rumbo, y Zachary no sabe si se trata de una novela o de una colección de relatos breves, o quizá de una historia dentro de otra. Se pregunta si volverás a retomar la parte anterior. Luego vuelve a cambiar.
Las manos de Zachary Ezra Rawlings empiezan a temblar.
Porque mientras que la primera parte del libro es un relato un tanto romántico sobre un pirata, y la segunda involucra una ceremonia con una acólita en una extraña biblioteca subterránea, la tercera es algo completamente diferente.
La tercera parte es acerca de él mismo».
 
Cierto día, Ezra encuentra un libro en la biblioteca, Dulces penas, una colección de relatos que ponen su mundo de cabeza al reconocerse a él mismo como personaje de uno de ellos, pues hay un evento de su pasado perfectamente bien narrado en esas páginas. ¿Qué está pasando? A partir de ese instante, Ezra se embarcará en una aventura emocionante y peligrosa en la que las narraciones constituyen el pilar fundamental de su travesía, así como un mítico lugar llamado el Mar sin estrellas, en cuyo puerto se halla un recinto que bien podría considerarse como el paraíso de todos los lectores.
Si bien como lectora sabía que se trataba de un libro de ficción, una vez que empiezo una novela me olvido de ello mientras estoy leyendo, pues esa es la magia de la literatura, que uno se adentre y viva la historia. En Un mar sin estrellas, no obstante, desde el principio no pude olvidar que se trataba de una ficción, ya que aquí nos encontramos con una historia que es consciente de que lo es, por lo que requiere de un tipo de lector avezado que esté dispuesto a descubrir los secretos de la obra, atar los cabos e interpretar todas las señales. Tenemos historias dentro de historias o tal vez algo más grande que eso; personajes que saben que son personajes y se cuestionan su existencia. Ezra no deja de preguntarse si es un personaje o no, nosotros sabemos que sí, pero ¿qué hay de nosotros? ¿también seremos entes de ficción? Los juegos ficcionales se suceden uno tras otro y me atrevo a decir que esa es la magia de esta novela, que constantemente se reflexiona a sí misma a través de la narración y de los personajes. La autora supo cómo focalizar la historia para hacerla sentir más verdadera o ficticia con su manera de narrar, la forma en la que estructuró cada uno de los apartados y en cómo introdujo y caracterizó a cada uno de los personajes.
Tomando en cuenta esto, aquellos “relatos independientes” me hacían sentir como si alguien me estuviera contando un cuento, como si fuera algo que no me pudiera afectar directamente, además, el que incluyeran títulos sólo acentuaba más esa sensación. En cambio, la historia que seguía a Ezra en su viaje por descubrir la verdad detrás de Dulces penas apagaba ese desapego que me generaban los relatos, puesto que con Ezra había forjado un vínculo al ser él el protagonista, le había agarrado cariño y podía sumergirme en la novela como si la estuviera viviendo junto con él, olvidando que se trataba de un personaje que no es real.
Ahora bien, en cierta forma sí que vamos viviendo la historia junto con Ezra, debido a que los relatos que nosotros leemos, él también los está leyendo; mientras que uno como lector crea hipótesis y trata de darle un sentido a lo que tiene entre sus manos, Ezra hace lo mismo, con lo que llega a conclusiones similares a la persona que, a su vez, lo lee a él y al resto, aquel lector que tiene el panorama completo, que sostiene Un mar sin estrellas en las manos.
 

«Reflexiona sobre las historias, fragmentos de imágenes que vuelven a él mientras se permite considerarlas sencillamente como historias en lugar de tratar de desmantelarlas para buscar sus secretos».


El hecho de que Ezra sea un lector, como nosotros, es un factor que aprovecha Erin Morgenstern para construir su obra, de ahí que use un tono distinto con el que escribe los relatos que el protagonista lee –y nosotros también– y recurra a otro en aquellas partes en las que él está en escena, es decir, cuando sabemos lo que piensa y siente, cuando la historia se está desarrollando en “tiempo real”. No por nada, el hilo argumental de Ezra carece de títulos y siempre se inicia la narración con la mención de su nombre completo, como si fuera un recordatorio de que esa es la historia con la que debes conectar más que con las otras, ya que esas otras son las pistas para resolver el misterio. No obstante, llega un punto en el que esos relatos “aparentemente independientes” dejan de serlo, por lo que su estrecha relación con el todo que es esta historia se vuelve más notorio y esa separación que se podía hacer al principio entre lo que eran materiales de lectura para el protagonista –y nosotros, por ende– ya no lo son tanto… Después pasa algo más curioso e interesante que es de lo que más me gustaría hablar, y de lo que de hecho ya había escrito algo, pero podría ser spoiler, así que no continúo más sobre este asunto.
Prosigamos, los libros y los lectores tienen un papel relevante en la novela, hay varios diálogos, pensamientos o situaciones con los que uno se puede identificar fácilmente y que ocasionan que haya una complicidad con el texto. Aparte, hay constantes menciones a las formas en las que las personas, no necesariamente lectores, que pueden ser partícipes de una historia y gozar de ella, aspecto que está estrechamente ligado a los juegos ficcionales que en Un mar sin estrellas están a la orden del día. Por ejemplo, en cierto momento se alude a un tipo de historia muy particular que, más adelante, vemos reflejado en el libro, o viceversa; o también lo que se menciona sobre los videojuegos, especialmente los juegos de rol, pues se hace hincapié en la manera en la que te muestran un mar infinito de historias.
 
«...algunos las disfrutaban y otros no, pero […] esa es la naturaleza de un relato. No todas las historias hablan a todos los públicos, pero todos los públicos pueden encontrar una historia que les hable, en algún sitio, alguna vez. De una forma u otra».
 
Finalmente, la pluma de la autora me encantó, tiene una prosa muy cuidada y hermosa que te envuelve por completo, desde la primera línea me conquistó y me mantuvo encandilada hasta el final. Un mar sin estrellas es una obra rica en detalles, juegos ficcionales, personajes entrañables y una historia inolvidable que será la delicia para todos aquellos que disfrutan de sumergirse en las páginas de un libro. Hay acción principalmente, pero también una bella, sutil e inesperada dosis de romance a fuego lento que no se pueden perder.    
¡Sin duda les recomiendo encarecidamente!
 
FICHA:
MORGENSTERN, Erin, Un mar sin estrellas, traducción de Jeannine Emery, España: Umbriel, 2019, pp. 506.
 
¿Ya lo leyeron? ¿Les llama la atención?
Cuéntame alguno de tus libros preferidos :3
Un abrazo <3

2 comentarios:

  1. ¡Hola! No conocía este libro, pero solo leerte sobre la trama me ha explotado la cabeza jajaja Me he liado un poco, no voy a mentir, pero me ha generado mucha curiosidad, así que apuntado se va.
    Besos :)

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  2. ¡Hola!

    La verdad es que amé este libro y cuando lo terminé sentí la necesidad de releerlo para poder pescar la mayor cantidad de referencias y otras cosas que pude haber pasado de alto... aún no lo hago, pero sin dudas lo haré en algún momento. :DD

    ¡Abrazo!

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