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jueves, 13 de octubre de 2016

Reseña: Pasos, Lope de Rueda

¡Hola, queridos lectores! ¿Qué tal su semana?

Hoy les traigo la reseña de los Pasos de Lope de Rueda, un dramaturgo y actor español del siglo XVI que escribió comedias, coloquios y una piezas breves que Juan de Timoneda llamó pasos, aunque en realidad se trata de entremeses; la denominación “paso” es una mera innovación terminológica del editor valenciano.  Lope de Rueda nunca se preocupó por el destino de sus obras, razón por la que Timoneda, tras la muerte de Rueda, fue quien se dio a la tarea de publicar su producción dramática haciendo algunas correcciones o modificaciones en aquellos casos donde lo creyó menester. Los pasos que aparecen en la edición que reseño hoy son los siete que aparecieron en El Deleitoso (1567): 1. Los criados, 2. La carátula, 3. Cornudo, 4. El convidado, 5. La tierra de Jauja, 6. Pagar y no pagar y 7. Las aceitunas (2, 3, 4, 6 y 7 nombrados por L. Fernández de Moratín en Orígenes del teatro español de 1830; 1 y 5 por A. C. de la Barrera en su Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español de 1860); y los tres adjudicados a Rueda en el Registro de representantes (1579): 4. Los lacayos ladrones, 5. El rufián cobarde y 6. La generosa paliza (4 y 6 nombrados por Barrera y el 5 por Moratín).

Los pasos están escritos en prosa y se caracterizan por ser breves, con pocos personajes (por lo regular tres) y un escaso desarrollo argumental. Estas piezas se representaban al principio o en el medio de las comedias (género dramático de mayor envergadura), su intención era darle un descanso al público y hacerlos reír; aunque los pasos dependen de una obra, eso no quiere decir que no tengan su propia autonomía. Dado a que los pasos carecen de una acción dramática elaborada, esta es suplida por los personajes, quienes tienden a ser del estrato social bajo (aunque a veces aparece el amo) y cuyo papel estrella lo tiene la figura del simple, que gracias a su ignorancia, ingenuidad y simplicidad, propicia situaciones divertidas y diálogos cómicos con los que se pretende divertir a los espectadores. 
La comicidad radica en el lenguaje coloquial, la exageración en el vestuario y la gestualidad, así como en el carácter de los personajes y sus nombres, además de que recurre a situaciones ridículas con un gran despliegue de violencia en el que se pueden advertir golpes e insultos. Al no tener acotaciones, la improvisación era un elemento clave en la representación de los pasos, ya que los actores tenían carta libre en sus representaciones y podían adaptar sus movimientos y diálogos al público específico ante el que estaba actuando, proporcionando así un mayor entretenimiento.

«PERIQUILLO. –¿Qué manda?
DALAGÓN. –¿Qué mando? ¡Toma, don vellaco, goloso!
PERIQUILLO. –¡Y…, señor! ¿Por qué me da?
PANCORVO. –Lleváos esso entretanto que lo sepáis.
PERIQUILLO. –¡Válame Dios, señor! ¿No sabremos por qué medio?
DALAGÓN. –Porque os comistes…
PANCORVO. –Sí, por esso, porque os engolistes…»

Los pasos presentan situaciones en las que los personajes son objetos de engaños o burlas y en las que el tema del honor es motivo de risa, contrario a lo que sucede en las comedias. Las historias representadas no son nada del otro mundo, no tienen otra pretensión más que hacer reír. Esta es la segunda vez que leo los pasos y siguen sin gustarme mucho, aunque debo decir que el de El convidado y Las aceitunas sí los disfruté bastante. El convidado cuenta la historia de un caminante que va a ver a un licenciado que antes había sido compañero suyo, el licenciado lo recibe y lo invita a comer, con todo y que el caminante le ha dicho que no, pero el licenciado Xáquima insiste, el problema es que Xáquima no tiene nada qué ofrecerle y no sabe cómo salir de este aprieto. El licenciado está consciente de que no tiene en qué caerse muerto, pero el hecho de ser “licenciado” le da estatus y tiene que aparentar, por eso invita al caminante a comer, pero como no puede admitir que es pobre ni desdecirse de la invitación así como así, alguien lo ayudará a salir del aprieto con una artimaña, aunque esto provoca más problemas y risas.
Las aceitunas, por su parte, cuenta una historia muy conocida y popular: una familia acaba de plantar unos olivos y ya está planeando los beneficios que obtendrá cuando vendan las aceitunas, creando así un problema familiar, porque el padre quiere vender todo de manera económica y la madre quiere hacer su agosto con las aceitunas. Ante tal discusión, el vecino viene y funge como mediador.
Como se puede observar con estos dos pasos, las historias son sencillas y con finales predecibles, aquí lo que importa es la interpretación de los actores y reírse con la desgracia ajena, son un poco como las películas de ahora en las que hay puras groserías y golpes cada dos por tres, cuyo argumento es por demás ridícula y chafa, pero que entretienen y hacen que te rías.

«LICENCIADO. -Porque yo, para combidalle, ni tengo blanca, ni bocado de pan, ni cosa, ofrézcola a Dios, que de comer sea. Y, por tanto, querría suplicar a vuessa mered que vuessa merced me hiziesse merced de me hazer merced, pues estas mercedes se juntan con essotras mercedes que vuessa merced suele hazer, me hiziesse merced de prestarme dos reales.»

Por otra parte, uno de los aspectos que pueden causar problemas al lector actual, es el lenguaje, ya que en algunos casos se pierde de mucho al no saber qué significa tal o cual palabra o qué quiso decir determinado diálogo. Las notas que brinda Fernando González Ollé ayudan mucho al momento de leer los pasos y a no tener problemas para saber qué significa o a qué se refiere tal palabra, sin embargo, son estas notas las que también estorban la fluidez de la lectura, por lo que resulta más recomendable leer el paso libre de notas, porque sin importar que no entiendas, captas la idea principal y entiendes qué es lo gracioso y ya después, en una segunda leída, puedes atender a las notas y comprender eso que se te escapa en un primer instante.
Ahora bien, la edición que tengo es la de cátedra y, además de las notas, también cuenta con un estudio introductorio de Fernando González Ollé, en el que ahonda en las características de los pasos que he mencionado en esta reseña, así como en otros aspectos, tales como la justificación de la versión de los pasos que aparece en dicha edición.
Ya para terminar, los Pasos no fue una lectura que disfrutara del todo creo que sigo sin agarrarle el modo al teatro menor–, aún así, creo que vale la pena leerlos por la importancia que tuvo Lope de Rueda en el teatro y específicamente en este género, pero si no les llama la atención, al menos ya conocen un poquito más sobre los pasos.

FICHA: RUEDA, Lope de, Pasos, octava edición, introducción y notas de Fernando González Ollé, texto establecido por Vicente Tusón, Madrid: Cátedra, 1999.

Espero les haya gustado la reseña ^^
Sus comentarios siempre son bien recibidos.
Gracias por leer <3

5 comentarios:

  1. Dudo mucho que vaya a leer este libro. Lo veo prácticamente imposible xD
    Este autor lo estudié cuando estaba en el instituto, y ya entonces no me gustó mucho lo que leí. No me gusta el teatro menor, ni el mayor. Es un género que me aburre, que no entiendo, y que no disfruto, así que definitivamente no es para mí.

    Un beso!

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  2. Hola guapa!
    En esta ocasión lo dejo pasar, este no es para mí. Besotes

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  3. ¡Hola! que raro se me hace ver una reseña de este libro jajaja yo lo tuve que leer para la universidad y me gustó bastante jajaja

    Un besito

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  4. Hola!
    No había escuchado sobre esta historia y la verdad es que no me llama la atención, no es muy de mi estilo. Lo dejo pasar y prefiero centrarme en mi lista de pendientes que es bastante larga.
    Gracias por la reseña.
    Besos

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  5. Tengo muchos pendientes, así que, de momento, lo dejo pasar.
    Excelente reseña.
    ¡Nos leemos!😊

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